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lunes, 25 de enero de 2016

Las enseñanzas que nos dejó el terremoto del 25 de enero de 1999

Las enseñanzas que nos dejó el  terremoto del 25 de enero de 1999hoy, día de la conmemoración del terremoto del 25 de enero de 1999, que devastó a Armenia y al Eje Cafetero, las conclusiones a las que llegó el geólogo Armando Espinosa Baquero, profesor de la universidad del Quindío y miembro de la Sociedad Geográfica de Colombia y la Academia de Ciencias Geográficas, sobre este fenómeno, en el estudio denominado: Algunas enseñanzas del terremoto en el Quindío.
La región no estaba preparada
El geólogo Espinosa dijo que la región no estaba preparada para el sismo de 1999. “Indudablemente la región no estaba preparada para resistir un sismo de magnitud intermedia, de carácter superficial y de epicentro cercano, básicamente porque: A. Buena parte de las construcciones no estaban diseñadas para ese tipo de evento, aunque habían resistido sismos de otro tipo; B. Armenia y la mayoría de las localidades del Viejo Caldas fueron construidas  sobre topografías inadecuadas que luego fueron mal manejadas,  rellenos; C. La zona está cruzada por fallas activas importantes que fueron identificadas demasiado  tarde. D. La ocurrencia de un sismo superficial, con todas sus consecuencias, no estaba contemplada en los cálculos de amenaza sísmica.

Una ciudad sin norma antisísmica
El mayor causante de la tragedia fue la falta de norma antisísmica en las construcciones de antes de 1984. “En Armenia, como en el resto de Colombia, todas las construcciones anteriores a  1984 fueron  hechas sin norma antisísmica. El Código Colombiano de Construcciones Sismorresistentes, decreto 1400, fue puesto en vigencia tras el terremoto de Popayán  en el año  1983,  y fue actualizado en  1998. De los 50 edificios que colapsaron con el sismo principal, 49  eran anteriores a 1984. Igual sucedió con varias urbanizaciones,  con el agravante  de que en  muchos casos las modificaciones hechas por los propietarios de casas o apartamentos sin control alguno resultaron fatales”.

Se fracturaron las construcciones tradicionales
“El sismo del 25 de enero causó graves daños en las construcciones tradicionales. En algunos sitios como Armenia,  lo que había de patrimonio arquitectónico regional quedó prácticamente destruido.  La razón de esa pérdida irreparable está en que esas construcciones son más afectadas por sismos cercanos que por sismos lejanos; como no había ocurrido ningún movimiento telúrico cercano grave en la historia de la región y los sismos lejanos, como es lógico, habían causado pocos daños, el peligro de un  temblor cercano fue descuidado, hasta se podría decir que se había ignorado. Además, los pesados techos de teja de barro, en muchos casos,  agravaron notablemente los daños”.

Llenos y ocupación de los bordes
Un razonamiento del doctor Espinosa es que muchas construcciones se hicieron sobre llenos y se ocuparon los bordes de pendientes. “Buena parte de los cambios de intensidad aparecidas inmediatamente al sismo principal  en los diferentes sector de Armenia y de otras localidad como Calarcá, estuvieron ligados a características de topografía, en un sentido amplio. Estos y muchos municipios quindianos fueron construidos sobre depósitos recientes blandos y erosionados por numerosos ríos y quebradas. Vale decir que la parte plana de los emplazamientos originales era muy pequeña, pero suficiente para establecer una población de unos cuantos habitantes. Las poblaciones fueron creciendo y poco a poco fueron ocupando los bordes de los pequeños valles formados por quebradas, y en la parte central de los cascos urbanos se procedió a llenar cauces y valles para ganar espacio. En ambos  casos las consecuencias fueron muy graves”, sostiene el experto.
Analiza el geólogo sobre el mismo tema: “Se sabe que en terrenos poco compactados las ondas sísmicas causan grandes daños. Los rellenos son un caso extremo de esa situación: las ondas sísmicas pierden velocidad al pasar de terrenos relativamente compactados, rocas o incluso algunos tipos de suelos, a terrenos altamente deleznables como los llenos y su energía se traduce en amplitud, aumentando seriamente los  daños. Ese efecto ya se había observado en Armenia en sismos anteriores, Murindó 1992 y el de 1999  se sintió en forma contundente en muchos sectores, especialmente  en el centro de la  ciudad”.

No sabíamos de fallas activas
“Los estudios de geología en Colombia no se ocuparon suficientemente en identificar y caracterizar las fallas activas porque la sismicidad profunda se ha dado, predominantemente, en los últimos setenta años. La cartografía geológica del país nunca contempló la ruptura de terrenos cuaternarios por fallas geológicas; se suponía hasta hace unos cuantos años que estas pasaban por debajo de los cuaternarios sin afectarlos.
Los proyectos de amenaza sísmica regional, iniciados en Colombia después del terremoto de Popayán en 1983, empezaron el estudio de las fallas activas, se trata de trabajos largos y relativamente costosos que apenas están en su proceso inicial. No hay exageración en decir que más del 80% del estudio de las fallas en Colombia está por hacerse, estudio que está notablemente adelantado en países vecinos como Venezuela. No obstante, existe en Colombia la creencia de que las fallas activas ya han sido estudiadas”.

Una amenaza sísmica sin predicción
“Los estudios de amenaza sísmica, como se afirmó anteriormente, habían previsto una aceleración máxima de 0.25 en el basamento para la región del Quindío y no se conocía el coeficiente de amplificación o coeficiente de sitio. La aceleración registrada en la capital quindiana alcanzó 0.5 originado en  un coeficiente de sitio que alcanza el valor 2, cifra muy alta, no contemplada  por  ningún  especialista.  Por otra  parte, los estudios  posteriores  hechos en la  región pronosticaron  la  posible ocurrencia de un evento similar a los de 1938, 1961 y 1979 en los últimos años del siglo o los  primeros del centenario siguiente.
Este último evento ocurrió pero excedió la previsión en cuanto a sus efectos, los cuales fueron mucho mayores que los de los movimientos anteriores. En síntesis, las características del terremoto del 25 de enero no habían sido previstas ni en el Código de Construcciones Sismorresistentes ni en ninguno de los estudios”.

Puede volver a pasar
“Una lección que se puede vislumbrar, no solo para el Quindío sino para el todo el  país, es que  puede haber ciudades que reúnan las mismas condiciones que Armenia: sismicidad cercana y superficial asociada a fallas activas no identificadas o poco conocidas. En el caso de un movimiento telúrico  similar en el futuro, las consecuencias pueden ser muy graves, añadiéndose el hecho de que el Quindío no estaba menos preparado que el resto de Colombia para enfrentar un sismo como el del 25 de enero de  1999”.


Víctimas serán recordadas en eucaristía
Con una eucaristía que se cumplirá hoy a las 12:00 del mediodía, en la capilla del cementerio Jardines de Armenia, se tendrá en mentes y corazones a las víctimas del terremoto del 25 de enero de 1999. Además se hará una ofrenda floral al monumento que recuerda que hace 17 años la ciudad vivió su peor desastre natural, una tragedia la destruyó, dejó a miles de sus habitantes damnificados y con enormes problemas sociales y económicos.
En este, que es el acto central, estarán el gobernador del Quindío, Carlos Eduardo Osorio Buriticá, y el alcalde de Armenia, Carlos Mario Álvarez Morales, con sus equipos de gobierno y los familiares de las víctimas.

Construcción en pendientes
“Los efectos producidos por la ubicación de construcciones en el borde de pendientes, o efectos topográficos sensu stricto, fueron muy contundentes. Al ser sometida una topografía irregular a un movimiento como el de un sismo los puntos que no están confinados,  principalmente  las cimas y  los bordes de pendiente, se ven sometidos a un movimiento mayor que el resto del conjunto, con la consecuencia de que en esas zonas los efectos del movimiento son más graves. En muchos barrios de Armenia y de otras localidades, las zonas situadas en bordes de pendiente sufrieron daños serios. Se dieron casos en que construcciones situadas al pie de la pendiente e incluso en la pendiente misma sufrieron daños menores frente a construcciones de mejor calidad situadas en el borde de la pendiente”.

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